Extracto que considero de relevancia y que muchos docentes tenemos que comprender del Capítulo número cinco del libro Educarse en la era digital, de Ángel Pérez Gómez, que fue distribuido gratuitamente por el Ministerio de Educación a todos los docentes a finales de 2015.
LANZON (2011) sería deseable que las escuelas cumplieran al menos dos nobles cometidos: desarrollar en el niño hábitos cívicos de convivencia (el aula como laboratorio de la ciudad) y trasmitirle el amor, la pasión por el saber, amor por las disciplinas mucho más que conocimiento positivo de ellas. Durante los años escolares no hay tiempo para que el pupílo asimile siquiera los rudimentos de literatura, lengua, matemáticas o física, pero si ''ha aprendido a aprender" enamorándose de estas asignaturas, dispondrá del resto de su vida, y en particular los años universitarios, para profundizar con autonomía en las disciplinas en que se sustentan.
General el amor por aprender, el dudar y dudar de todo, la investigación constante, el volver a ser el niño curioso que todo quiere saber ¿Y por qué?. Son las cosas que más debemos impulsar a que l@s estudiantes sean nobles constructores de su propia vida, pero una vida llega de experiencias gratificantes, que todo lo malo se convierta en una oportunidad de encaminar al desarrollo, del querer aprender, del querer entender, del querer ser, del querer todo, con su propio andar pero con mucha pasión y amor a cada aspecto en su diario vivir. pregúntate ¿qué quieres para ti? ¿qué quieres para el otro? ¿qué quieres para tus hijos? y ¿qué quieren ellos para si mismos?, acaso todos queremos lo mismo o esperamos lo mismo, pero la pasión y el amor todos ponemos a lo que realmente queremos, enseñemos a querer, a vivir, a ser apasionados en lo que realmente nos gusta a descubrir lo que realmente nos hace felices en la vida.
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